Las lápidas necrológicas en las tumbas de nuestros antepasados.
Por Miguel Vela
Creanlo o no, hoy en día los cementerios se han vuelto clave en nuestras investigaciones genealógicas. Los datos escritos en la lápida sepulcral de un abuelo u otro antepasado más antiguo pueden ayudarnos mucho a completar las fechas de nacimiento y defunción de ellos.
Ojo, en el 99% de los casos la fecha de defunción en la lápida es correcta, pero la fecha de nacimiento pueda que no sea la más exacta, especialmente en el año. Con dia y el mes no hay pierde ya que cada año se celebraba el cumpleaños del difunto o difunta.
Mi abuela Zoila falleció a temprana edad en 1941 y fue enterrada en el cementerio de Moyobamba, pero en uno de los grandes terremotos la tumba de ella posiblemente se desplomo y sus restos quizás fueron llevados a una fosa común.
La tumba del padre de mi abuela, que se llamaba Laisamón Bartra Flores fue, creemos trasladado a otro lugar del cementerio de Tarapoto para dar paso a la carretera que lleva al distrito de Morales. Por suerte, de Laisamón si tenemos documentos de bautismo y de defunción.
La ubicación de la tumba de mi bisabuela Elisa Garcia nadie se acordaba dónde podría estar, pero a mi insistencia, el tio Carlos Augusto logró hace poco localizarla. Me alegré bastante cuando me enteré del descubrimiento, pues hasta ahora no tenemos fechas vitales de ella. No sabemos su fecha de nacimiento ni su fecha de fallecimiento. Creí que al localizar su tumba podríamos obtener esos datos, pero la mala suerte nos persigue. La tumba de la bisabuela no tiene lápida, solo su nombre escrito y que se lee con las justas. Seguimos sin saber cuantos años vivio, ni cuando nacio ni cuando murió.
Aqui les presento fotos de algunas lápidas de otros familiares que si nos dan datos importantísimos.
Tumba de la bisabuela Elisa Garcia encontrada en 2017, pero que no aporta datos vitales. |